te encuentro vida a la vuelta del mantel lleno de migas, al costado del sol de la siesta, en el sur donde crecí, en los árboles que se asfixian pintados de blanco, creyéndose novias puras, que con su vestido esperan sobre la vereda que al año siguiente vuelva el pintor de la municipalidad y les acaricie la corteza. te encuentro amigo cuando menos lo pienso, compartiendo el estudio, los sueños, las ganas de hacer algo productivo con esta existencia, para nosotros y para lo otros. cuando me entrego, cuando dejo lo que no uso, cuando uso lo que necesito y doy y no me aferro y no me lamento. en verdad todo eso queda… y ustedes van, siempre van a alguna parte y no quiero perderlos.
Comentarios
Tu relato tan real como la vida, casi siempre nuestros barcos se hunden por nuestra causa, no hacen falta tormentas ajenas.
Besos
No estuve nunca en Cabezón de la Sal, pero me encantaría! soy Micaela , aunque no la que tu crees.
Besos.
Un abrazo desde Madrid.
Participo a menudo en ENTC. Este mes me dediqué solo a leer. Pero veré si me animo a publicar algo. Besos!!
Un saludo, espero leerte más.
JM
Hay que saber detectar sobre carga a tiempo y tirarse del barco en caso de ser necesario. Un abrazo!