Armisto Quesada es una bestia en la cama. Parece algo débil, casi enfermo. Pero cuando del bifazo se trata, es poseído por el mismísimo demonio. Me quiere toda y siempre pide más.. Le explico que tengo obligaciones, que ustedes me esperan. Pero no le importa. La noche del viernes yo quería venir y no me dejó. Hicimos el amor sobre la alfombra, la cama y bajo la ducha. . Debo reconocer que en el fondo me halaga que se fije en mí. No pensé que a los 90 años sería atractiva para alguien y que podría disfrutar con más arrugas que una tortuga. Por eso espero que sepan disculpar que esta noche no jugaré a la canasta.
Rienda suelta a las palabras que no son mías, son copias infieles que me deja el mundo al pasar, que susurran angelitos y demonios. Dame letras y tendré motivos para andar y desandar lo dicho. Es que sin letras no hay palabras y no existo.