El gato se sintió encerrado. Una chispa cósmica que vivía en su interior se encendió para avisarle que era libre de viajar por los tejados de todo el país y conquistar gatas, comer ratones y dormir en cualquier sitio bajo el cielo.. Miró a su alrededor, todo estaba calmo y calentito. Por la ventana sentía el aire del invierno entrar suavemente.. Después de todo, pensó, la libertad no está hecha para eunucos. Se acurrucó en su almohadón y soñó que soñaba un sueño de otro.
Rienda suelta a las palabras que no son mías, son copias infieles que me deja el mundo al pasar, que susurran angelitos y demonios. Dame letras y tendré motivos para andar y desandar lo dicho. Es que sin letras no hay palabras y no existo.