Pálida vergüenza que brota por tus ramas de árbol triste. Abandonas los papeles para convulsionar libros. Escupes palabras sueltas en un espasmo de verbos y comas que no puedes adoctrinar con el mandamiento de la RAE. Despellejas tu corteza para saltar la cordillera del amanecer. Las mentes son trucos de los fantasmas del porvenir y el porquerer. El pensamiento es un truco de dios para quedarse con el amor. Todo chorrea canciones remixadas. Del otro lado respira una parte de mi alma y suena el despertador, cruzo mares de sábanas para abrazarlo y la rutina comienza una vez más.
Rienda suelta a las palabras que no son mías, son copias infieles que me deja el mundo al pasar, que susurran angelitos y demonios. Dame letras y tendré motivos para andar y desandar lo dicho. Es que sin letras no hay palabras y no existo.