Recetario
Revuelva con firmeza para que no se pegue. Agregue el galvanio y siga batiendo a punto cascarita. Confirme que la temperatura sea la del alba. (Recuerde que las proporciones no son menos importantes que las intenciones). Sentirá un escalofrío y algunas carcajadas. Ese es el momento de encender el horno. No se demore porque la pasta comenzará a moverse. Si llegase a suceder que los suspiros se vuelven incontenibles y las ganas de llorar turban su vista. Tire la pasta por la ventana, verá que se transforma en un puñados de golondrinas. Lamento decirle que deberá recomenzar su tarea y tener constancia, la libertad requiere de experiencia.
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