Pálida vergüenza que brota por tus ramas de árbol triste.

Abandonas los papeles para convulsionar libros.

Escupes palabras sueltas en un espasmo de verbos y comas que no puedes adoctrinar con el mandamiento de la RAE.

Despellejas tu corteza para saltar la cordillera del amanecer.

Las mentes son trucos de los fantasmas del porvenir y el porquerer. El pensamiento es un truco de dios para quedarse con el amor.

Todo chorrea canciones remixadas. Del otro lado respira una parte de mi alma y suena el despertador, cruzo mares de sábanas para abrazarlo y la rutina comienza una vez más.

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