Terapia
- Teresa, le propongo un juego. Yo le mostraré algunas imágenes y usted me dirá lo primero que se le cruce por la cabeza. Cuando crea que ha terminado solo dígame “siguiente” y sacaré la siguiente imagen ¿le parece? - Me gusta su juego, siempre disfruté de mirar las enciclopedias y pensar que visitaba cada uno de esos lugares. Hace poco encontré una enciclopedia de Europa con la que pasaba horas viajando de mentirita y fue muy desagradable. Los paisajes estaban desteñidos y opacos. Ya no querría volver. - Viajemos entonces Teresa, acá está la primera imagen. Diga todo lo que le produce. Sin censuras Teresa. - Tarde, caía… la tierra se ponía naranja, pero sin jugo, sin el perfume cítrico. Se ve un bosquecito de pinos a lo lejos. ¡Cómo me gusta el olor a pinos! Me hace acordar al verano en Carlos Paz, en la casa de mi abuelo, cuando éramos normales, como cualquier familia. Naranja. Era el sol que le robaba a la tierra su matiz para darle su color, para apaciguar sus tonalida...